lunes, 3 de enero de 2011

ALHÓNDIGA BILBAO



1. OTEIZA VS PHILIPPE STARCK

Corría el año 1988 y el escultor Jorge Oteiza presentó junto a los arquitectos Sáenz de Oiza y Fullaondo una propuesta para transformar este antiguo almacén de vinos de estilo modernista, construido en 1909 y obra del arquitecto Ricardo Bastida, en el nuevo centro cultural de Bilbao.

Estado anterior de la alhóndiga

Se trataba de un inmenso cubo vacío de vidrio de 80m de alto. Sería el edificio más alto de la ciudad. Oteiza afirmó: “será la lámpara espiritual de la ciudad (...) el ciudadano llegará aquí y respirará espiritual y culturalmente”.

Un proyecto que se centraba en el pensamiento estético de Oteiza en relación a la ciudad y que propugnaría la educación del “ciudadano estético”, que suscitó mucha controversia y finalmente fue desestimado.

En el año 1991 la alhóndiga fue propuesta por el entonces alcalde de Bilbao, Josu Ortuondo, a la fundación Guggenheim como emplazamiento para un nuevo museo que finalmente se ubicó en abandoibarra. De alguna manera el fallido proyecto de Oteiza supuso el germen de lo que luego ha sido y de lo que supone el museo Guggenheim. El buque insignia, el paradigma de la renovación en lo cultural (y en todos los demás aspectos) de la ciudad de Bilbao. Hay que recordar que en sus inicios el proyecto del museo de Gehry tuvo también cierto rechazo. Pero fue capaz de salir adelante y su éxito supuso la legitimación de un modelo de hacer (o al menos de regenerar) la ciudad. Desde entonces la fórmula para nuestros políticos, a modo de titular de periódico, ha sido la siguiente:Arquitecto de reconocido prestigio internacional proyecta un nuevo edificio en Bilbao”. Así, hemos asistido en los últimos años a la ejecución en la ciudad de obras de Calatrava, Isozaki, Moneo, Soriano, Siza, Foster, Pelli, Ferrater,….Mención especial merecen los pocos equipos de arquitectos locales que han podido colarse en esta dinámica y proyectar edificios de entidad y con notable acierto (Biblioteca de la Diputación –IMB arquitectos-, Sede Osakidetza -Coll-Barreu arquitectos-). Todo esto ha resultado en una ciudad con una imagen renovada, y como algunos pensarán, en una ciudad adornada. Esto es lo que decía Oteiza en la época en la que presento su “cubo de vidrio”:

“Bilbao es una ciudad fea, lo digo como algo positivo y práctico, fea, gris, desnuda, triste, no artística; lo digo contra lo negativo y falso de las ciudades que se adornan. Es una ciudad en tradición vasca, el vasco no adorna.”

Hay que reconocer que el cubo del genial Oteiza era un proyecto fuori misura y hubiera resultado mucho más escandaloso que la obra ejecutada en la actualidad, que resulta más comedida (al menos en lo volumétrico) y apropiada a las necesidades actuales.

El proyecto de la alhóndiga cuenta con nada menos que 43.000m² de superficie y un presupuesto final aproximado de 75 millones de euros. Al exterior, el obligado mantenimiento de la fachada exterior (está catalogada) asegura la integración con el entrono y consigue una imagen de arquitectura serena y deja las sorpresas para el interior del edificio. El proyecto de Starck tiene cierta similitud conceptual al de Oteiza. En vez de un gran cubo vacío, plantea 3 cubos elevados en el interior de un espacio unitario que tiene a su vez la intención de ser una plaza y calle pública. En cada cubo se ubican los 3 usos principales del centro: Mediateka, Actividad física y Programación cultural. Si añadimos sótanos y usos complementarios el edificio se convierte en un verdadero centro multiusos (biblioteca, cines, cafetería, restaurante, gimnasio, piscinas parking, tiendas).

2. LUCES Y SOMBRAS

A continuación unos breves apuntes a modo de análisis del proyecto.

- EL PROGRAMA: Este edificio y su programa de usos responde con acierto a la necesidad del barrio de este tipo de equipamientos por lo que su puesta en marcha supone una noticia positiva para los vecinos y usuarios.

- LUZ NATURAL Y ESPACIO PÚBLICO: Si bien la idea del proyecto tiene la buena intención de crear un atrio y un espacio público continuo bajo los cubos que forman el conjunto, la entrada de luz natural es insuficiente. Dependiendo del estado de ánimo del visitante se puede tener la sensación de estar en un espacio “místico” o en mayor medida en un espacio “oscuro” o “lóbrego”. Los cubos interiores están condenados al uso excesivo de iluminación artificial. Los propios cubos son volúmenes excesivamente macizos y el condicionan te del mantenimiento de la fachada exterior se convierte en el primer filtro reductor de luz natural. Un edificio con mayor presencia de luz natural le hubiera dotado de un carácter más ligero y alegre. La opacidad del conjunto hace que ese espacio público bajo los cubos no tenga el resultado deseado y posiblemente un techo descubierto hubiera potenciado la sensación de espacio público en la zona del atrio, aunque se entiende que el visitante prefiera no mojarse en caso de lluvia.



Aceso desde plaza Arriquibar

Resulta por otra parte una sorpresa agradable el efecto de estar bajo la base de las piscinas ubicadas en cubierta y ver la silueta de los nadadores a través del vidrio translúcido.



- PANELES DE LADRILLO: Las fachadas se conforman con paneles prefabricados de ladrillo con textura y color bastante logrados. A pesar de la comentada limitación de huecos, la secuencia repetitiva de huecos en la fachada de ladrillo aporta unidad y serenidad al conjunto.

Colocación de los paneles de ladrillo


- MEDIATEKA: A pesar de tener una poco prácticas líneas de colores en el suelo delimitando espacios y zonas de almacenamiento de libros, se ha logrado un ambiente sosegado de estudio mediante espacios totalmente diáfanos bien delimitados por el mobiliario, aunque determinadas zonas bien podrían pertenecer a otros usos diferentes al de biblioteca.

- COLUMNAS. Las 43 columnas que soportan los cubos no contribuyen a “aligerar” el peso de los mismos y en mi opinión se quedan en una anodina anécdota decorativa.

- PRESUPUESTO: El presupuesto de esta obra ha ido creciendo a medida que ha pasado el tiempo. Que si permisividad de los políticos, que si un arquitecto (o diseñador) estrella implica siempre un sobrecoste, que si cambios del arquitecto en la obra, imprevistos, decisiones caprichosas, etc. El caso es que Bilbao ya tiene otro “adorno”.